viernes, 12 de abril de 2019
La Chechu y yo
En este relato quiero compartirlo con ustedes el sueño que tuve con Cecilia (Chechu) se lo dedico aún que soy hétero, pero es un regalo de mí hacia ella.
Un Martes por la tarde Chechu llegó de visita a mí casa, compartimos un rato charlando sobre nuestras aventuras pasionales; sabiendo ella que yo soy hétero y yo que ella es lesbiana.
La charla se volvió muy intensa y estábamos en verano y la temperatura era muy alta ambas decidimos tomar una ducha cada quién en baños diferentes; cecilia fue la primera en bañarse y, yo fui a ver si necesitaba una toalla, jabón ó algo más.
Pude ver su silueta a través de la puerta de vidrio corrediza del baño. Su cuerpo bien proporcionado con los pechos y las nalgas bien paraditas me imagine el color de su pelo castaño haciendo juego con su piel blanca “una mujer deliciosa”.
Yo mientras tanto vestía un pantalón ajustado que hacia ver mi culito bien formado y paradito y un top que levantaba mis senos porque no andaba corpiño me quite el hilo dental que vestía y entré en la bañera mientras pasaba el jabón por mis piernas bien torneadas escuché que alguien entró a mi baño; ví que era Cecilia; sentí temor al verla de pie y desnuda frente a mí, como ya me lo había imaginado: lo primero que vi fue su mirada penetrante, su boca deliciosa como para morderla, su piel blanca y sus pezones rosados, su cintura pequeña y de amplias caderas, su conchita rasurada, Y rosada. Se dirigió hacia mí me tomó y me besó. Yo estaba paralizada y sentí escalofríos pero me besó de una forma tan rica que comencé a ceder
Mientras ella masajeaba mis bustos y pasaba su muslo entre mi entrepierna, yo la tomé por la cintura y la besé con más ganas, introdujo dos de sus dedos en mi conchita haciéndome sentir una sensación explosiva pero complaciente, salimos de la bañera , me libre de ella por un momento y trate de ir a mi cuarto pero ella me siguió atraída por mi olor de mujer; al llegar dejé la puerta abierta y ella entro y me tiró ala cama, parecía que quería devorarme aún así yo no puse fuerza, estaba demasiado caliente, ella comenzó a morder la aureola alrededor de mis pezones y después me besó el ombligo y de allí bajó a mi vagina besando suavemente mi clítoris; yo estaba que reventaba de excitación me hizo sentir como una lesbiana verdadera. Comenzó a penetrarme con su lengua y yo a ella también haciendo las dos un bello 69 éramos dos ninfas sin necesidad de un sátiro.
Ambas explotábamos de placer y derramábamos nuestros juguitos hasta quedar saciadas, ella terminó besando mi boca ambas nos vestimos y nos despedimos, me sentí sucia pero complacida.
Zisbeth
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