viernes, 12 de abril de 2019
Fantasías de una secretaria
Mi nombre es Laura, tengo 24 años y trabajo en una oficina de secretaria. Me gusta mi trabajo porque tengo mucha tranquilidad para hacer todo el papeleo, casi siempre estoy sola en la ofi, excepto de unas pocas veces que pasaban mis jefes con previo aviso.
Un día, que no tenía muchas ganas de trabajar, me metí en Internet y empecé a leer unos cuántos relatos eróticos, me gustaba la fantasía de practicar sexo con un extraño maduro, por ejemplo.
Y en mitad del relato, entró un chico preguntando con acento de búlgaro si le podíamos ofrecer trabajo en una obra, y le dije que de momento no necesitábamos a nadie, intenté todo para acortar su visita para poder seguir leer ese relato tan excitante que había dejado mi tanga mojado y a mi con unas ganas de tocarme los pechos y el clítoris que me picaba de tantas ganas.
Pero el chico no quiso, empezó a hacerme cumplidos, decía que le gustaría estar con una chica tan simpática como yo … vamos, que no se venció.
Le miré bien, y no me gustaba nada, era bajito, feo de cara y de cuerpo, demasiado desesperado, parecía que nunca había estado tan cerca de una chica como yo, me decía todo el tiempo que yo era la chica mas guapa que había visto jamás.
En ese momento pensé jugar un poco con el; ya no intenté acortar la conversación, al contrario. Quería pasármelo bien y empecé a tocarme el pelo, decirle que estaba muy sola últimamente, que ningún hombre me entendía, empecé a desabrocharme un botón de mi blusa y le miré con ojos de gatita.
El chico se quedó en blanco, pero con una sonrisa muy grande.
En ese momento le pregunté si realmente tenia ganas de estar con una chica como yo, y claro, me dijo que si.
- Que me harías? Que te gustaría hacer?
El: me gustaría tocar tus pechos.
Cogí su mano derecha y la metí bajo mi blusa, al principio se quedó perplejo pero a los 2 segundos empezó masajearme mis pechos con torpeza, lo que me excitó mas todavía. Entonces le pregunté de nuevo:
Que harías después de tocarme el pecho?
Me dijo que le gustaría tocar mi coño. – pensé, que morro tiene, pero voy a cumplir , a ver cómo reacciona.
Me abrí de piernas, subí mi falda y aparté el tanga para que salieran mis labios carnosos esperando alguna caricia. Me miró, no se lo podía creer, lo que me ponía más cachonda todavía. Se arrodilló delante mío y empezó a tocarme el coño con dos dedos con muchos cuidado pero igual de torpe y mirando cada detalle.
Incluso me preguntó si podía hacer una foto de mi coño, mis pechos para recordarlo todo mas adelante. Le dije que si pero para mas tarde, porque quería que me lamiera mis partes ya húmedas , cogí su cabeza entre mis manos y le apreté hacia mi sexo, después le aparté un poco, le cogí el dedo índice suyo y me lo metí dentro de mi coño, lo saqué y lo metí con mas fuerza… como a mi me gusta, repetí varias veces, y me encantaba. Empecé a ponerme mas cachonda tenía tantas ganas de ser penetrada ya pero me aguanté para alargar ese placer.
Le saqué su dedo y me cogí dos y me los metí de nuevo, y de nuevo, mmm… como disfruté con ese juego, después me metí sus tres dedos, mientras yo me tocaba mis tetas pellizcando mis pezones. De vez en cuando le tenía que subir la vista para que no se perdiera nada de lo que estaba haciendo yo.
Le enseñé como tocarme el clítoris, como penetrarme con su lengua, era fabuloso.. quien iba a saber que un chico tan feo se dejaba manejar tan fácil… no me arrepentí ni lo más mínimo.
Entonces llegó el momento de bajarle yo los pantalones de la marca de la pava, sucios; yo arrodillada y el sentado en mi silla de secretaria.
Me encontré con una polla hermosa, bien grande y rígida, me acerqué lentamente, me humedecí los labios y empecé a lamerle la polla entera, me la metí con todas mis ganas en la boca, bien adentro, la saqué para acercarme a sus huevos durísimos, se los chupé enteros, y me ponía cada vez más cachonda, me encantaba chuparle la polla a ese tío desconocido, le iba a dar una lección de lo que es capaz de hacer una chica guapa sentada todo el día en una oficina.
Y si, se lo demostré porque al poco tiempo empezó a retorcerse del gusto del orgasmo que le estaba pasando; y se corrió bien corrido en mi boca. Me tragué la mitad, la otra mitad la restregué en mis tetas…. Me daba tanto gusto sentir su leche encima de mí, que empecé a masturbarme delante de el, ya me había subido a la mesa- justo enfrente de el, y ahí estaba masturbándome como una loca, cachondisima, rogándole que me penetrara, y gracias a dios, hizo lo que le había pedido, con una fuerza tremenda, ya no sabía por dónde sujetarme.
Me daba bien fuerte, y además con unos movimientos circulares, le sentí tanto, que solamente podía chillar del gusto que me daba ese tío.
Recordando ese encuentro con ese chico, la verdad es que no me acuerdo de las veces que me he corrido, pero fue mi mejor experiencia sexual.
Todavía utilizo esa experiencia para masturbarme con mi juguete. Espero que os pueda servir mi experiencia igual que a mi
Yessi sex / La Señorita Misteriosa
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